Me llamo Roberto Aparicio y he sido portero desde que tengo uso de razón. Soy de la generación en la que el que se ponía los guantes era el último que tocaba el "palo" o el "chiquillo" con menos habilidad con los pies. Yo era un poco de esos pero el día que me di cuenta que era lo que YO quería ser, me acordaré toda la vida.

No sé si era por sentirme querido y aceptado por los compañeros con el rol o porque yo mismo me daba cuenta que era lo que mejor se me daba hacer o simplemente porque me gustaba asumir esa responsabilidad pero el caso es que, poco a poco, iba cogiendo el gusto a eso de tirarme al barro(si, en mis tiempos eran campos de tierra, barro cuando llovía) y llegar al vestuario con cal y tierra hasta dentro de las orejas.

El caso es que, igual que crecía mi amor por la portería, crecía del mismo modo mi indignación con lo olvidada que estaba la figura del portero en el fútbol-base por aquel entonces. No podía entender que exigieran hacer algo que ni siquiera habías entrenado, desde desviar un balón ajustado al palo como desplazar el mismo 40m o 50m en un saque de volea con precisión.

Con estas reflexiones me daba cuenta de la especialidad que tiene esta demarcación, me daba cuenta que la preparación física y los movimientos eran diferentes al del resto del grupo. Una parte de mi comenzaba a pensar como, lo que hoy en día es, un entrenador de porteros.


En el año 2015 tras una temporada histórica para mi, en la que compartí vestuario con mis amigos y siendo campeones de liga, decidí colgar los guantes. Es entonces cuando desde el Club, en el que actualmente continuo, me ofrecen formar parte del cuerpo técnico como entrenador de porteros. 

Sin formación en aquella época pero con la experiencia de haber sido portero desde los 6 años, recogiendo información de profesionales como Sambade o Llopis(pero sin fliparme, sólo cosas útiles) comencé a diseñar tareas para los porteros del primer equipo: Pasero, Dani y Raúl.

Los primeros dos años, se podría decir que, fueron una toma de contacto y no fue hasta el tercero cuando me di cuenta que realmente era vocación lo que sentía por esta profesión. Pasó de ser un "hobby" a uno de los aspectos más importantes de mi vida.

Tanto es así, que decido invertir tiempo y dinero en una formación oficial, invertir en conferencias, ponencias y congresos donde acuden los mejores profesionales de este departamento y aquí estoy, actualmente entrenando a los porteros del primer equipo del Club Deportivo Internacional de Móstoles, compitiendo en el grupo 2 de la categoría preferente de Madrid y con hambre, mucho hambre y ganas de seguir creciendo.


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